Vivimos bañados por un constante mar. Las células de nuestro
cuerpo son como peces que nadan en su propio mar, un mar muy parecido al
ancestral con el cual interactuaban las células primitivas unicelulares. Por
esta similitud, Claude Bernard lo denominó medio interno, más tarde Walter
Cannon lo denominaría homeostasis.
Estos ancestros primitivos únicamente se separaban de dicho medio a través
de las membranas celulares. Con la aparición de los organismos más complejos,
las células superficiales aún eran capaces de
efectuar intercambios con el agua externa, sin embargo las células profundas
debieron disponer de su propio mar interior para evacuar sustancias y obtener
nutrientes. Esto pasa hoy con los organismos más complejos.
A medida que evolucionan los seres pluricelulares, evolucionan
también sus mecanismos reguladores de los líquidos extracelulares.
Este medio interno está compuesto por agua (40-60%) y por
solutos .
Sabela Benlloch.
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