martes, 8 de enero de 2013

¡ Eureka !


El rey Hierón II de Siracusa mandó llamar a Arquímedes para que éste le averiguara si el joyero, al cual había entregado una cierta cantidad de oro para que le hiciese una corona, había utilizado todo el oro en ella o le había robado. El rey había pesado la corona y coincidía con el peso de oro entregado, pero sospechaba que el joyero hubiera mezclado  plata. Si fundía la corona sabía que la plata y el oro se separarían y averiguarían la verdad pero la joya sería destruida.

Arquímedes sabía que el cobre y la plata eran más ligeros que el oro, si el joyero hubiera mezclado algunos de estos metales a la corona, ocuparían un espacio mayor al equivalente de oro. Conociendo el espacio ocupado por la corona (es decir, su volumen) podría contestar al rey Hierón, el problema era cómo averiguar dicho volumen.
Arquímedes siguió dando vueltas al problema y al bañarse en unos baños públicos se dio cuenta de que el agua se desplazaba fuera cuando su cuerpo se introducía, lo que significaba que el volumen que salía era equivalente al del cuerpo que entraba. En ese momento gritó la famosa frase : “Eureka”, lo que significa “lo encontré”.
                 
   

                             




Al llegar a casa introdujo la corona del rey en agua y midió el agua desplazada fuera, hizo lo mismo con un peso igual de oro puro y el agua desplazada era menor; lo que significaba que el oro del rey había sido mezclado con un metal más ligero lo que le confería un volumen mayor.
En esta búsqueda  Arquímedes descubrió el concepto densidad.

Hoy en día se conoce como el principio de Arquímedes y dice así : “Todo cuerpo sumergido en un fluido sufre una fuerza vertical y hacia arriba igual al peso del fluido que desaloja la parte sumergida del cuerpo”.







Sabela Benlloch 

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