martes, 1 de enero de 2013

La resaca, un mal común .




Dolor de cabeza,  malestar general,  náuseas,  constante sed y demás síntomas conforman la conocida resaca. Toda esta sintomatología es frecuente después de una ingesta excesiva de alcohol.

El agua puede actuar potenciando o calmando estos síntomas; esto es, dependiendo de en qué momento tomemos agua, ésta nos será beneficiosa o, por el contrario, agravará los síntomas típicos de un domingo de mañana después de una buena juerga.

Como en cualquier proceso químico, se necesita agua y toda pérdida de agua se denomina deshidratación. Este agua se utiliza en la metabolización del alcohol, que se produce mayoritariamente en el hígado, aunque también en los tejidos o en los riñones.  En esta metabolización se produce una disminución de glucosa en sangre, lo que da lugar a los efectos de la embriaguez como son los mareos, el cansancio o los temblores. De esta deshidratación deriva la característica e incesante sed.

Curiosamente, en contraste con la afirmación de la necesidad de agua para mejorar la sintomatología de la resaca, si bebemos agua durante la ingesta de alcohol, lo conocido como "garrafón", la resaca será más notable, debido a que el agua mezclada con alcohol hará que éste se absorba con mayor celeridad.

En conclusión, el agua nos ayuda en el alivio de este mal común, aunque también puede hacer mayor sus efectos.


Sabela Benlloch

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